En nuestro país, el compromiso con la seguridad del consumidor se fortalece a través de un proceso de certificación de productos eléctricos. Esta iniciativa garantiza que los productos sean seguros tanto para el uso humano como para el medio ambiente.

La certificación de productos eléctricos consiste en verificar si estos cumplen con estándares de seguridad y calidad establecidos por normativas nacionales e internacionales. Este proceso no solo reduce el riesgo de siniestros y fallos de origen eléctrico, sino que también promueve un entorno más seguro para los usuarios.
Entre los elementos de identificación que aseguran la calidad de estos productos se encuentra el Sello S. Este símbolo certifica que el producto ha sido evaluado por una entidad certificadora y cumple con las normativas técnicas específicas de seguridad. Es especialmente relevante en muchos países de América Latina y simboliza que el artículo ha pasado las pruebas requeridas.
Además, este año un nuevo método ha sido introducido en el proceso de certificación: las marcas AR + QR. Esto, combina un Código de Respuesta Rápida (QR) con la marca AR , permitiendo a los consumidores verificar la autenticidad y certificación del producto. Al escanear el código QR, los usuarios pueden acceder a información detallada sobre la certificación, incluyendo el organismo que la otorgó y la vigencia de la misma. Esto tiene como objetivo mejorar la transparencia y fortalecer la confianza del consumidor en los productos que adquiere.
La importancia de la certificación es indiscutible. Define la seguridad de los productos eléctricos, asegurando que no representen un peligro para los usuarios. Igualmente, facilita el cumplimiento normativo, asegurando que los productos estén alineados con regulaciones nacionales.
Además, al garantizar que los productos satisfacen estándares reconocidos, se incrementa la confianza del consumidor, lo que es esencial en el comercio actual. Finalmente, es un hecho que los productos certificados tienen más probabilidades de ser aceptados en diversos mercados globales, ampliando las oportunidades comerciales para los fabricantes.
La certificación de productos eléctricos se erige así como una herramienta clave para garantizar no solo la seguridad, sino también el desarrollo sostenible y la confianza en el comercio.