Utilizar productos certificados disminuye drásticamente la posibilidad de que ocurran siniestros de origen eléctrico. Los productos cuentan con ensayos de seguridad eléctrica y mecánicos para evitar todo tipo de peligros.
Desde hace más de 25 años, nuestro país cuenta con una normativa de la Secretaría de Industria, Comercio y Minería. La resolución 92/1998 determina los requisitos esenciales de seguridad para la comercialización de equipamiento electrónico de baja tensión y también establece los procedimientos y plazos para la certificación de productos.
Así, esta normativa surgió con el objetivo de garantizar a los consumidores la seguridad en la utilización de este tipo de equipamientos en condiciones previsibles o normales de uso. Las normativas vigentes en este momento son la 169/2018 y la 1035/2021.
Existen tres tipos de certificaciones: las de marca, las de tipo y las de lote. Así lo explica Jorge Greve, especialista en certificación y miembro de la Cámara de Consultores de Certificaciones de la Argentina (CCONCERA): “En las certificaciones de marca se ensaya el producto y además se certifica la planta de fabricación, para los certificados de tipo, se ensayan solamente los productos y para los certificados de lote se ensaya un producto en forma completa y se hacen ensayos reducidos a determinada cantidad de productos dependiendo del lote”.
Además, el especialista asegura que el proceso para certificar no es complejo y que el costo de hacerlo no tiene relación con lo que se gana comercializando el producto y agrega: “Las certificaciones de marca tienen una validez por un año, las de tipo de seis meses y las de lote para ese lote determinado hay que hacerle seguimiento porque hay que demostrar que, pasado el tiempo, el producto sigue siendo el mismo”.
Y hay un dato clave: los consumidores podemos pedir copia del certificado de seguridad ya que el fabricante está obligado a entregar una copia a quien le venda el producto.
Las resoluciones vigentes definen que deben llevar certificaciones aquellos productos eléctricos de más de 50 volts hasta 1500 volts, incluyendo las lámparas y productos led de menos de 50V.
Es importante remarcar que los productos que cuenten con certificación son fácilmente identificables porque deben llevar en su etiqueta: marca, modelo, origen, características técnicas, nombre del fabricante o importador, la dirección y un símbolo con una S y con una C que es de la Secretaría de Comercio. Por su parte, si la certificación es de marca, lleva la SC y al lado el símbolo de una certificadora, por ejemplo, IRAM (en Argentina existen más de diez certificadoras). Todos estos datos deben estar en el producto, mínimo marca modelo origen y características técnicas y sello de secretaría, si no entra toda la información el resto debe ir en el envase primario. Sin embargo, hay una gran parte de la sociedad que no los conoce y, por esto, es necesario su difusión.
Para obtener la certificación un producto debe pasar un ensayo que se realiza de acuerdo a normas específicas que pueden ser, en el caso de Argentina, normas IRAM o IEC (International Electrotechnical Commission). Para cada producto, hay una norma específica que dice que tipo de ensayos deben hacerles. “Las normas no sólo ensayan la parte de peligros eléctricos o de seguridad eléctrica, sino que también hay ensayos que son mecánicos, todo lo que puede ser peligroso para el uso cotidiano. Es decir, la norma no solo aplica a la cuestión eléctrica sino a la seguridad en general”, sentencia Greve.
Bregar por la seguridad eléctrica es responsabilidad de aquellos que forman parte del sector, pero también de cada consumidor que debe tomar conciencia de la importancia de poner a salvo su vida, la de su familia y la de sus mascotas. ¿Acaso cuando vamos a comprar un lácteo o un medicamento, no miramos su vencimiento? Debemos aprender a mirar los etiquetados de los productos que compramos para poder estar cada día más seguros.